La feminidad de este capítulo se inspira en la nostalgia de los mercados vintage, en las piezas únicas que guardan historias y en aquellos vestidos atesorados en los armarios de madre a hija, cargados de memoria y elegancia atemporal.
Es también la feminidad de los veranos lentos, de la piel besada por el sol, de la sensualidad que se descubre sin esfuerzo. Una feminidad cinematográfica, que recuerda a las musas italianas recorriendo calles empedradas convertidas en escenarios.
De esa esencia nacen tres piezas: un mono y dos vestidos en colores intensos, confeccionados en satén. Tejidos fluidos que caen con naturalidad y apenas se arrugan, regalando movimiento, libertad y sofisticación.
FEMINIDAD es un recordatorio de que aún queda verano para disfrutarlos y un otoño para redescubrirlo.